Snuff


Chuck Palahniuk
Fragmento

Si quieres hablar de feminismo de tercera ola, puedes citar a Ariel Levy y su idea de que las mujeres han internalizado la opresión masculina. Ir a Fort Lauderdale por las vacaciones de Semana Santa, emborracharse y enseñar las tetas en público no es un acto que le dé poder personal a una. Eres tú, tan diseñada y programada por el constructo de la sociedad patriarcal que ya no sabes qué beneficia a tus intereses.

Una damisela tan mema que ni siquiera sabe que está en apuros.

Puedes citar a Anabel Chong –nombre verdadero: Grace Quek–, que estableció ese primer récord mundial de follarse a doscientos cincuenta y un pringados porque, por una sola vez, quería que una mujer fuera “el semental”. Porque le encantaba el sexo y estaba harta de teoria feminista que representaba a las actrices porno como idiotas o bien como víctimas. A principios de los años setenta, Linda Lovelaca estaba ofreciendo exactamente las mismas razones filosóficas para justificar su trabajo en Garganta Profunda.

El día de hoy no se reduce para nada a una cuestión de crecimiento personal.
¿Acaso respetas el derecho que tienen los demás a buscar desafíos y descubrir su potencial verdadero? ¿En que se diferencia un gang–bang de arriesgar tu vida para subir el Monte Everest? ¿Y acaso aceptas el sexo como forma de terapia emocional viable?

Sólo más tarde se supo que Linda Lovelace había sido secuestrada y maltratada. O que, antes de convertirse en estrella del porno, a Grace Quek la habían violado en Londres cuatro hombres y un niño de doce años.

A los lectores adelantados les encanta Annabel Chong. Las personas traumatizadas aman a otras personas traumatizadas.
Créetelo.