Patrañas. Nabo & Higo
Will Self
Fragmento
Cualquiera diría que es una historia de todos los días, ¿verdad? esta triste historia de Bull. Pobre, pobre Bull. Usado y abandonado bajo nuestro rojo sol emocional. Nos criamos a la expectativa del amor empalagoso , el amor romántico. Sentimos con arrogante goce que la nuestra sólo es una entre una infinidad de sensibilidades singulares. Qué cruel ironía que sea esta misma infinidad a la que más tarde percibimos como una tarea pesada y por añadidura aburrida. Vivimos nuestra vida con la aplicada y alienada amabilidad de los habitantes de las grandes ciudades: “Sé que eres interesante”, aparentamos transmitir telepáticamente a nuestros colegas de sufrimiento, “y que tienes esperanzas y temores de una calidad única, incluso ideas perspicaces. ¡Pero hoy no, por favor! ¡Adiós!”
Fragmento
Cualquiera diría que es una historia de todos los días, ¿verdad? esta triste historia de Bull. Pobre, pobre Bull. Usado y abandonado bajo nuestro rojo sol emocional. Nos criamos a la expectativa del amor empalagoso , el amor romántico. Sentimos con arrogante goce que la nuestra sólo es una entre una infinidad de sensibilidades singulares. Qué cruel ironía que sea esta misma infinidad a la que más tarde percibimos como una tarea pesada y por añadidura aburrida. Vivimos nuestra vida con la aplicada y alienada amabilidad de los habitantes de las grandes ciudades: “Sé que eres interesante”, aparentamos transmitir telepáticamente a nuestros colegas de sufrimiento, “y que tienes esperanzas y temores de una calidad única, incluso ideas perspicaces. ¡Pero hoy no, por favor! ¡Adiós!”