Ronin


Una vez hace años, salvé la vida de un viejo y sabio cura.
Agradecido, hizo un regalo para mi de estas pocas y preciosas palabras:

Si te encuentras a la orilla de un arrecife, atrapado, con un tigre hambriento esperando debajo…
Por casualidad, ves una fresa creciendo en el arrecife…
Mataste…
Tres de mi…
Arranca la fresa…
Y muérdela…
Y saboréala…
Estamos en ese arrecife.
Nuestras vidas son tan frágiles, tan breves y tan fragantes como la flor de una cereza.

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